La claves historica de una particion imposible

Israel y Palestina: las claves históricas de una partición “imposible” 30 noviembre 2012

Palestina se convirtió ayer en un "estado observador" de la ONU, a pesar de la oposición de EE.UU e Israel. Analizamos el proceso que llevó a los judíos a constituirse en nación y a los palestinos a permanecer fuera del organismo internacional

Cuando ya los soldados ingleses liaban sus petates para abandonar Palestina, cuando Ben Gurion daba los últimos retoques a su discurso de la independencia, cuando los árabes adoptaban sus últimas disposiciones para atacar al nuevo Estado, Washington realizó su postrera tentativa para evitar la declaración de independencia y la consecuente guerra. El secretario de Estado norteamericano, George Marshall, se entrevistó con el jefe de la delegación sionista en la ONU, Moshe Sharett, y le pidió que convenciera a Ben Gurion de que debía posponer la creación del Estado. A cambio, prometía eliminar las trabas para la emigración a Palestina de cien mil nuevos inmigrantes y ayudas económicas para el desarrollo agrícola; de lo contrario, rechazaría todo apoyo a Israel, ocurriera lo que ocurriese.

Era una demanda inútil. Cain Weizmann, que se hallaba en Nueva York, acompañó a Sharett al aeropuerto y, al despedirse, le encareció vivamente: “Hay que proclamar el Estado judío pase lo que pase; ahora o nunca”. Y eso lo decía uno de los dirigentes sionistas más moderados, partidario de hacer las cosas poco a poco -”vaca a vaca, dunam a dunam (0,1 hectárea)”.

La postura norteamericana suponía una contrariedad para el sionismo, sorprendido por el giro de la opinión pública mundial, hasta entonces tan proclive a sus intereses (La Aventura de la Historia, número 109: “1947, la ONU reparte Palestina“, noviembre, 2007).

Una muestra de ese viraje es lo que, por entonces. Ernest Bevin, titular del Foreign Office, comentaba confidencialmente a un amigo árabe: “Sea cual fuere la acción que ustedes emprendan, han de estar seguros de vencer en quince días. Nosotros podremos ayudarles algo durante dos semanas, luego nuestro apoyo será escaso, incluso en el plano diplomático”. Es decir, el signo de la opinión pública favorecía a los árabes, pero no duraría mucho.

Por el momento, los preocupados sionistas intentaron amarrar la neutralidad del rey Abdallah de Transjordania, que no había mostrado animosidad contra la creación del Estado de Israel, con cuyos promotores tenía un acuerdo secreto desde noviembre de 1947: “Él se quedaría con la parte árabe de Palestina; los judíos crearían su propio Estado y, cuando las aguas volvieran a su cauce, las dos partes firmarían la paz“, según resume el historiador israelí Avi Shlaim.

Pero en aquellos tensos días de la primera mitad de mayo de 1948, la relación parecía estar empeorando. Por un lado, en Tel Aviv sabían que la Liga Árabe presionaba al monarca hachemí para que invadiera Palestina; por otro, los soldados jordanos no habían retrocedido en algunas escaramuzas fronterizas con los judíos.Para confirmar lo acordado, Ben Gurion envió a Golda Meir -que había participado en el acuerdo inicial- a Ammán, para ratificar lo convenido. La secreta entrevista entre el rey y la dirigente sionista, que se había presentado disfrazada de campesina árabe, no fue muy alentadora: Golda se atenía a lo pactado, mientras que Abdallah, muy angustiado, le propuso que no se dividiera el territorio, sino que todo se vertebrara en Transjordania, “disponiendo los judíos de amplia autonomía en los territorios donde fueran mayoría” (A. Shlaim).

No hubo acuerdo. Ni el monarca podía oponerse a la invasión árabe de Palestina ni Golda renunciar a la proclamación de la independencia de Israel. Se despidieron amistosamente, pero entre ambos se abrió el foso de la confrontación que a ninguna de las dos partes interesaba. Las fuerzas del aún non nato Estado judío siguieron intentando ensanchar sus posiciones en la Ciudad Vieja de Jerusalén, designada zona neutral bajo control internacional en la partición de la ONU. Como respuesta, el 11 de mayo, Abdallah reforzó allí sus tropas y envió carros de combate a Kfar Etzión, un poblado israelí incrustado en territorio árabe y estratégicamente situado en la carretera Hebrón-Jerusalén.

Esta negociación forma parte de las aportaciones de la nueva historiografía israelí que investiga la documentación desclasificada en el último cuarto de siglo -mucha aún reposa bajo siete llaves- con la que ha planteado una versión de los hechos distinta a la difundida por la propaganda sionista, vigente en la historiografía clásica sobre el conflicto y en la mentalidad de la mayoría. Según Israel, los árabes trataron de impedir su nacimiento y “arrojar a los judíos al mar”. Eso originó una guerra defensiva que modificó el trazado fronterizo de la ONU y provocó el problema de los refugiados palestinos.

Amos Oz, un escritor israelí moderado, sostiene esa versión. En Una historia de amor y oscuridad (Siruela, 2004) plantea el sentimiento general: “Pero, ¿quién les había dicho a ellos, a los árabes, que la empezasen (la guerra). Nosotros habíamos aceptado el plan de partición decidido por la ONU y los árabes habían rechazado todo compromiso y habían iniciado la guerra con el objetivo de liquidarnos a todos”.

La llamada historiografía revisionista acepta que los árabes eran, en general, enemigos del establecimiento de un Estado no árabe en las tierras que llevaban ocupando trece siglos y estaban indignados por lo que consideraban un reparto tan ilegítimo como irracional. El periodista franco-judío Alain Gresh se plantea dos preguntas árabes del momento: “¿Por qué 400.000 palestinos tenían que convertirse en una minoría dentro del Estado judío? ¿Por qué a los judíos, que representaban una tercera parte de la población, se les concedía el 55% del país?”.

Más allá de las habituales declaraciones altisonantes de fraternidad, muchos intereses árabes en Palestina eran territoriales: Siria se sentía agraviada porque Palestina había sido históricamente un territorio dependiente de Damasco y no renunciaba a recuperarlo.En cuanto a Egipto, porque estaba interesado en una fuerte rectificación fronteriza entre los desiertos del Sinaí y el Neguev y en mejorar la difícil posición defensiva en El Arisch.

Por su lado, Transjordania codiciaba toda la fértil ribera occidental del Jordán y el control de Jerusalén, tercera ciudad santa del Islam, de la que el rey hachemí era custodio. Pero, aunque en la guerra defendió con uñas y dientes lo que consideraba “suyo”, no atacó ningún territorio adjudicado a Israel. El historiador israelí Bar-Joseph asegura que ambos países se comportaron como “los mejores enemigos”.

Por su lado, Israel nunca pensó en limitarse a conservar lo concedido por la ONU. Ben Gurion, en 1946, pretendía, al menos, un 80% de Palestina y, a finales de 1947, escribió que era necesario “erigir un Estado judío de inmediato, incluso si no es en todo el territorio. El resto vendrá con el tiempo. Tiene que venir”.En consecuencia, no se acogió a las fronteras de la partición, ni siquiera expresó sus aspiraciones territoriales, pues el nuevo país “tendría los límites que fueran capaces de trazar sus soldados” y, por tanto, ordenó planificar una guerra ofensiva para cuando estallase. Según Shlaim, su prioridad era obtener ganancias territoriales en la Ciudad Vieja de Jerusalén y, luego, a costa de los territorios palestinos del norte y el sur.

De cualquier forma, cuando comenzó la guerra la situación territorial ya no era la de la partición, del 31 de noviembre de 1947. Las diversas fuerzas israelíes habían tomado amplias zonas palestinas o de población palestina, “incluidas las ciudades de Jaffa, Haifa, Acre, Safed, Tiberías y Bet Sheam. Hasta mediados de mayo (de 1948) habían huido ya de esas zonas 300.000 árabes, la mitad casi de (…) los que huyeron o fueron expulsados de Palestina entre 1947 y 1949″ (G. Krämer, Historia de Palestina).

Páginas: 1 2 3 4

Israel y Palestina: las claves históricas de una partición “imposible” http://t.co/9mggU5CZ

MÁS RECIENTES MÁS VISITADOS MÁS COMENTADOS

Israel y Palestina: las claves históricas de una partición “imposible” 30 de noviembre a las 12:00 La película inédita de Azaña 29 de noviembre a las 12:24

Tutankhamón, la maravilla 29 de noviembre a las 12:04

313 d.C. La hora del cristianismo 28 de noviembre a las 12:23

Ramon David Antonio Gabrielly Esther

i h l di li ό

Historia en Facebook Me gusta 10.723

A

Comentarios

Entradas populares de este blog

El monumental fracaso de las 18 plantas del gobierno que apenas producen harina de maíz

¿España es un pais desarrollado?

Frontera sin Ley